martes, 12 de mayo de 2015

Bienvenido, Javier

  Bienvenido Javier

Ya nació nuestro bebé, Javier. No es por nada, pero es un bebé precioso, tranquilo y tragoncete; es un angelito encantador. Es el cuarto nietecito que tengo y, la verdad, no sabría decir a cual quiero más. Este, me refiero a Javier, hace menos tiempo que lo conozco y podría parecer que por eso el amor hacia él no es tan grande, pero no,  eso no es posible. Cada  uno de ellos deja una huella imborrable en mi vida. Ser abuela está muy bien, es emocionante. Ver como los hijos de tus hijos nacen, crecen y se desarrollan en todas sus facetas. Sientes por ello una gran felicidad y tan solo esperas que llegues a verlos mayores, siendo buenas personas, tal y como sus padres les han educado. 
Ahora sus papás han de procurarle una vida llena de amor y felicidad,  cosa que no será tan difícil para ellos, ya que tienen una gran experiencia en ese sentido.
Yo, como corresponde a mi rango, espero jugar con él,como hago todavía con los otros tres, aunque, como es lógico, ya estaré un poco mas "cochambre", pero desde luego se hará lo que se pueda.
El resultado de mi experiencia como abuela es el siguiente:
Al principio y antes de su nacimiento (hablo del primero) estás ilusionada y a la espera de lo   que   pueda significar el  "cargo".
Después, cuando nace, memorizas de inmediato tus propios partos y añoras aquellos  acontecimientos propios pasados, a la vista de la maravilla que tienes ante ti.
Luego, y para siempre, los llevas metidos en tu corazón de por vida.
Ya en alguna ocasión he dicho que a los nietos no se les quiere más que a los hijos, como dicen, no, es un cariño diferente, pero profundo profundo. Así es.
Cuando van llegando los demás, se van repitiendo todos los sentimientos y los abarcas todos en la misma burbuja, llamada corazón, impidiendo de este modo que se pierda ni un ápice de tan incombustible sentimiento.
Ahora, a esperar que vaya creciendo y, desde luego, poder llegar a verlo.
Asimismo he de decir, con toda sinceridad, que no me importaría nada que aumentase el número, ya que mi corazón es grande, claro que para ello hay que contar con los papás y, quizás, por el momento, no estén muy de acuerdo conmigo.

Conchita Zabala.