jueves, 28 de noviembre de 2013

Veinticinco de diciembre...

"Navidad, Navidad, dulce Navidad....., Panderetas y campanas, todos al Porta...al...,
Navidad, Navidad, dulce Navidad, al Niñito que ha nacido, vamos a adorar......"

Veinticinco de diciembre,
noche de paz y alegría,
hace mas de dos mil años
que el Niño Jesús nacía.

Fue en Belén, y sus padres,
El buen José y María,
le abrigaron con la paja,
que en aquel pesebre había.

El buey y la mula dieron
con su aliento al Mesías
el calor tan necesario
para conservar su vida.

Y tres Magos, desde Oriente,
que a una estrella seguían,
llegaron a aquel Portal,
pasados los once días.

Llevaban en sus camellos
oro, plata, incienso y mirra,
entregándoselo al Niño
como ofrenda en ese día.

María y San José,
por el Angel ya sabían,
que el hijo de Dios, muy pronto,
muestro mundo cambiaría.

Desde entonces se celebra
cada año, en ese día,
el nacimiento de Cristo,
que a redimirnos venía.


Conchita Zabala

sábado, 23 de noviembre de 2013

Elecciones 14-M 2004



Amanece un nuevo día, que parece ser igual a los días anteriores, aunque no sería tal. Pasadas las ocho y media, con virulencia infernal, explosionan unas bombas en la Red Ferrovial, colocadas en mochilas con intención de matar. 
En Atocha, en El Pozo y en Santa Eugenia, que van cargaditas  de viajeros que tienen que transbordar  para ir a su trabajo o a su centro escolar, se producen explosiones que comienzan a matar a ciento noventa seres, hiriendo a  muchos más.
Estos hechos se suceden en una fecha crucial, ya que  pasados tres días  se habrían de celebrar  elecciones generales, que parecían dejar  por delante del PSOE al Partido Popular, según algunas encuestas  de gran fiabilidad.
El portavoz del Gobierno y otras muchas voces más adujeron que la ETA  es la que estaba detrás de tan horrendo atentado. A nadie pudo extrañar, ya que estos asesinos  son capaces de matar  dando tiros en la nuca,  o con bombas, les da igual. 
Y van pasando las horas. El PSOE anuncia ya que la ETA no es culpable  de este acto criminal. Que todo fue perpetrado por islamistas, que por dar  ayuda humanitaria allá en la guerra de Irak, se vengan poniendo bombas para hacérnoslo pagar.
Como es lógico pensar, a nadie gusta la guerra,  y no solo la de Irak, si no otras que existieron, que existen y existirán,  por el interés humano que no se puede frenar.
La disyuntiva era clara: O la ETA o el Islam. El PP culpaba a ETA y el PSOE al Islam.  Ambos invitan al pueblo que salga a manifestar que están contra el terrorismo de la la ETA y del Islam. La gente salió a la calle  dispuesta a castigar  al PSOE, si fue  ETA, o al  PP,  si fue el Islam. 
Quedó bien claro aquel día, que el complot que hizo el PSOE  le ayudó, sin duda alguna, a ganar las Elecciones. El  PSOE hizo campaña el día de reflexión, lo cual indica de sobra que eso les ayudo. La gente muy afectada por tan terrible suceso, echó la culpa al PP, y le castigó por éso. Ganó el PSOE en las Urnas porque le votaron más y el PP perdió en las urnas, porque no supo ganar.
 ¡Quién lo iba a imaginar! Todavía no se sabe a quién del hecho culpar, aunque dicen que fue un moro, el solito, nada más, quién perpetró estos hechos, y ahí en la cárcel está, con mil y pico de años que aún le quedan por saldar. Quizás se sepa algún día la verdad de este suceso, aunque por lo que "El Mundo" averigua  se complica mucho eso. 
Ya ha pasado mucho tiempo y la cosa sigue igual. No han descubierto la trama, a pesar de gobernar con mayoría absoluta el Partido Popular.

Conchita Zabala.

jueves, 21 de noviembre de 2013

El despiste.

No se si alguna persona de las que se decidan a echar un vistazo a este escrito, puedan decir que son mas despistadas que yo; Creo que eso no es posible. Mi despiste arranca de..., creo que de siempre, nací con el y no hubo manera durante todos los años de mi vida de llegar a deshacerme de semejante lacra. La prueba de que no tengo remedio, es el comentario de mis ex-compañeras de la ofi, que siempre que les cuento mis "lapsus", se ríen y sentencian: -"...Es Conchita..."- ¡Hala! ¡Y ya está!
Yo pienso que el despiste a veces no es tal, si no que se debe mas bien a la falta de interés, o bien debido a que su interés está concentrado en otra cosa mas importante para ellos y que va perfectamente con aquello de: "Como si no tuviera bastante con lo mío." Veamos un ejemplo:
Leonardo sale de su casa temprano para ir a su trabajo, y para ello debe utilizar los servicios de autobús y metro, lo que ya nos dice que el pobre comienza el día con un agobio importante. Lleva un libro para acortar el trayecto, una mochila, con la comida y un anorak muy abrigadito, ya que estamos en invierno en este momento.
Leonardo sube al autobús y paga al conductor con las monedas que previamente había guardado en el bolsillo para no tener que buscar en la mochila en momento tan delicado. Como es natural, todos los asientos están ocupados, por lo que ha de ir a "viga derecha" hasta el final del recorrido del autobús. Ya desde entonces no piensa mas que en sujetarse bien a alguna barra, para no desplazarse hacia donde las curvas y frenazos que realiza el conductor le envíen, y desde luego, no se fija en lo que hay a su alrededor. Hay que decir que a su lado derecho estaba una vecina, amiga de su madre, sorprendida porque, a pesar de haberle saludado, Leonardo la ignoró por completo.
Finalmente, el autobús termina su recorrido y los viajeros bajan rápidamente para dirigirse cada uno de ellos a su destino. La vecina le sonrió junto con otro saludo, pero, nada, Leonardo no se percató.
El muchacho se apea y se dirige hacia el subterráneo, que queda algo lejos, por lo que ha de acelerar el paso si no quiere perder el convoy de la 09,36 hs. Sin aminorar la marcha llega a la boca de metro y saca su billete que, como el del autobús, lleva en el bolsillo. Va en busca del andén, al que llega después de haber bajado tres tramos laaaargos de escaleras, y, de repente, se oye el inequívoco sonido de la llegada del tren, por lo que ha de bajar el resto de peldaños al galope, si es que no quiere perderlo.
Casi no lo pilla, pero por suerte ya está dentro. Ahora no hay asientos, pero como el recorrido es largo, siempre encuentra alguno casi al final y lo aprovecha. ¡Que lío! ¡Que sudores! Se descuelga la  mochila, con la que le da un golpe a una joven que está sentada en el asiento de su izquierda, pero que no le protesta a pesar de que Leonardo no le pide disculpas. No se ha enterado. Se quita el anorak, porque no puede mas de calor, abre el libro y se sumerge en la ideal historia que esta leyendo desde hace ya varios meses, ya que éste es el único momento "tranquilo" de que dispone. También intenta leer algo cuando se va a la cama, pero jamás llega a terminar una hoja, pues cae en manos de Morfeo al instante.
-"Din, dan, don...., próxima parada.."
- ¡Ay, madre! ¡Que despiste! ¡Casi me paso de estación!
Guarda el libro, parpadea, se pone el anorak, la mochila,  vuelve a golpear a la misma joven que continúa sentada y, hala, saliendo, que es gerundio.
Llega a la oficina, se desliga de todo con lo que ha cargado desde que salió de su casa, se sienta en su silla, abre su ordenador y...., ¡Oh, no! ¡Balance! ¡Que crueldad!
- ¿Leonardo, pero como puedes ser tan despistado? Te he visto cuando salías del metro; He tocado el claxon para llamarte la atención, y nada. ¡Siempre serás tú.
- ¡Ah, perdona, Tamara, pero no te he visto! 
- ¡Tú, como siempre! ¡Menos mal que ya te conocemos!
Din, dan..., las dos. ¡A comer!
- ¿Que has traído hoy, Leonardo? 
- Judías verdes y pollo a la plancha.
- ¡Venga, Leo, calienta tú, que te toca!
- ¡Oh, mira que soy despistado! En vez de ponerme en la tartera lo que tenía hecho de anoche, he cogido del congelador, no se que cosa. Lo que me faltaba. ¡Que despiste!
- ¡¡Ja, ja, ja, ja, (los demás). No tienes arreglo Leonardo, no tienes arreglo. Toma, come de lo mío, que Oscar hoy me ha puesto mucho.
Pobre Leonardo, pero, ¿alguien con el mismo trajín podría enterarse de algo más? Mas bien no, no se trata de despiste, si no de falta de interés. ¿Alguien que sabe lo que le espera a diario sería capaz de  "estar al loro" en todo momento? ¡Que va!
Leonardo, ignora todo lo que se mueve a su alrededor, porque no le interesa. El ya tiene bastante con su quehacer diario. Con todo, él es feliz.
Pero lo cierto es que yo no tengo tanto ajetreo como Leonardo y, sin embargo, el despiste me abarca toda.
Por poner otro ejemplo:
Mi "adjunto" me dice:
- Bonita, ven (Y voy)
- ¿Que te dije yo hace un año, hablando de Federico?
- Glubbb.... Pues... (temblona la voz, duda total) es que ahora mismo.... me pillas en blanco...
- Mira, mira, que despiste tienes. A ver si ahora voy a quedar como mentiroso ante Federico. ¿No te dije que.., bla, bla, bla, bla?
- ¡Chico, si es que no me acuerdo!
- ¡Es que con esta mujer no se puede, eh.!
- Bah, déjalo, dice Federico, si no tiene ninguna importancia, además de que yo te creo.
- ¡Pues menos mal! 
Yo no puedo jurar que no me hubiera dicho lo que dice que me dijo, no, pero la verdad es que no lo recuerdo en absoluto, y por eso digo que no es una tara, si no una falta total de interés, porque, vamos a ver: ¿A mí que puede importarme lo que le dijera al tal Federico? ¡Pues nada, naturalmente!
Aunque el colmo del despiste surgió en una ocasión en la que yo, como siempre, estando enfrascada en mi trabajo, llegaron dos señores a mi mesa. Yo, diligente, y muy cortés, inquirí, después de desearles buenos días:
- ¿Sí? ¿En que puedo ayudarles? Lo malo de todo ésto es que yo les estaba mirando a la cara.
- Uno de ellos (puesto que como ya he dicho eran dos) me contestó casi literalmente:
-¡Pero, estás tonta! Tonta no fue precisamente el apelativo que utilizó, pero bueno, lo dejaremos pasar.
Y yo (horrorizada, una vez que, por el impulso de este hombre, lo reconocí):
- ¡Ayyyyy! ¡¡¡Mi marido!!! Se imaginan.
Pero lógico es comprender que yo sufriera semejante despiste. ¿Cómo iba yo a suponer que vendría a la oficina, y con un amigo? Nunca lo había hecho, ni volvió a hacerlo jamás durante los treinta y cuatro años en los que laboré allí.
No me costó el matrimonio, porque yo no le di mayor importancia al "taco". Tampoco me traumaticé por ello.  Fue algo que ocurrió y de lo que yo no tuve la culpa, ya que debería haberme avisado de su visita. No se me hubiera ocurrido ni por lo más remoto que fuera y, claro, no lo esperaba.
Y así somos las personas: Unas no pierden detalle y otras nos desligamos de esa palabra del todo.
Lo que no puedo saber es si esto es mejor o peor, aunque dependerá siempre de las consecuencias, porque si el resultado es que por despiste he olvidado cobrar el premio de la lotería, pues está claro que sí, es peor, pero peor, peor, imposible,  mas, si por el contrario lo que olvido son problemas, pues naturalmente esto es mejor que mejor, vamos,  digo yo.
 Cuando toda tu atención está centrada en algo que no es precisamente lo que tienes delante, no hay que buscarle tres pies al gato, no te enteras y ya está, y a esto se le llama falta de interés por otra cosa que no sea lo que piensas o haces en ese momento.
A ver si no se me olvida darle a "publicar"

Conchita Zabala

martes, 19 de noviembre de 2013

La "sucia" huelga de basura

Parece que la sucia huelga de la basura ha acabado. Esperemos que esto sea cierto, ya que de no ser así, en corto espacio de tiempo hubiéramos sido enterrados en nuestros propios desperdicios. Como es natural, las huelgas de cualquier tipo son un derecho constitucional y todo aquel que las sigue está dentro de la legalidad, pero, ¿está sujeta a derecho la barbarie de los piquetes?  Estos energúmenos aprovechan la complicidad de la noche para, en este caso, derribar contenedores atestados de desperdicios y papeleras llenas también con las bolsas que contienen los excrementos de perro, recogidos por sus dueños de la vía pública, como mandan las ordenanzas, con el falso pretexto de "colaborar" con los huelguistas. Todo ello queda esparcido por las aceras y los jardines de Madrid, gracias al "esfuerzo" de estos piquetes. La zona de descarga para los camiones que llevan el abastecimiento a los mercados, absolutamente anegada de restos, cajas y demás, con el consecuente mal olor y la visión de  suciedad y abandono, que resulta tan lamentable para todos los ciudadanos, y no tan solo para el turista que quiere conocer Madrid y que, después de vivir tal experiencia, se van con la sensación de que la ciudad es un vertedero infecto, con el inevitable desprestigio para  todos nosotros en el resto del mundo, pues los más importantes periódicos se han hecho eco de la insólita  situación. Se ha acabado ¿Sí? Yo todavía sigo viendo expandidas por muchas aceras (al menos por las de mi barrio) las bolsas verdes, rotas, y con su contenido (excrementos de perro, como ya he dicho), extendidas y pisoteadas.
¿Quién tiene la culpa de esta huelga? ¿La Empresa contratada? ¿El Ayuntamiento? ¿Los Sindicatos?
Habrán de dilucidarlo ellos. Lo que está claro es que los que no la tenemos somos los ciudadanos que  pagamos nuestros impuestos  por la recogida de basura, en Madrid, y nos sentimos estafados y maltratados.  Los conflictos que se originan en la capital, ya sea para el bien de ésta, como para el de cualquier otra ciudad de España y que soportamos pacientemente,  ya nos resulta ingrato y abusivo.  Sabemos y agradecemos a todas las gentes que con sus huelgas consiguieron que las condiciones laborales de los obreros, así como el derecho de las mujeres en la vida social y laboral y otros, mejorara, pero denunciamos la "ayuda" de los piquetes, que no hacen otra cosa que extorsionar a los que sí quieren trabajar y no pueden hacerlo, teniendo, como los huelguistas, el mismo derecho.
Esperemos que esta situación haya pasado, que se soluciones los problemas de los trabajadores. Decirles que estamos de acuerdo con sus reivindicaciones,  y que esperamos que los responsables solucionen los problemas cuanto antes, para que la próxima huelga tenga mas pronta solución para bien de todos.

Conchita Zabala





























miércoles, 13 de noviembre de 2013

La ingrata Lotería de Navidad


Se acerca la Navidad, y en la oficina ya se espera que llegue la lotería. Mas la espera desespera, pues se empieza por pensar qué "manitas" comprará este año la fortuna, la fortuna que no llega desde hace...., bueno que nunca llegó.
Pero, a pesar de que nunca toca, no dejamos de comprar cada año, más o menos, la misma cantidad y, a partír de ahí, ya gozamos con la esperanza de que este año sea el definitivo.
Entretanto, se adorna la oficina con el árbol navideño y el Belén, pequeñito, pero no falto de amor, por supuesto. Se llena la mampara de la entrada con las postales navideñas que envían nuestros clientes y amigos todos, y éso le da a la oficina un punto de familia feliz que, para mí, es lo que hace que este tiempo  resulte precioso. El ambiente se dulcifica y todos se quieren un poquito más.
Faltará este año también la presencia de alguien que lo fué todo para la Empresa y que, por desgracia, no volverá, lo cual no será óbice para que se le tenga presente, ahora y siempre.
No obstante, la Empresa marcha bien, gracias al trabajo y buen hacer de su director, que ha sabido dirigir la marcha del negocio con mucho éxito y, por supuesto, gracias a la buena plantilla que tiene.
En fín que, como se supone que este año será en esta oficina en la que recaerá el primer premio,  con lo que mí me corresponda, me compraré unos zapatos, un bolso, un jamón, un plan de adelgazamiento y, si me sobra, una bici con tres ruedas, que son la mar de chulas.
Paralela a la lotería, está la fecha de la comida que cada año ofrece la Dirección a sus empleados. Esta se celebra en el restaurante que, desde hace ya algunos años, goza de la confianza de la persona encargada de la organización. Hay que decir que todo está muy bueno.
Allí mismo, al término de la comida y como todos los años, se cantará un poquito y, en fín, los más jóvenes y también los no tan jóvenes disfrutarán colaborando. A los empleados que son recientes en la Empresa,  les cuesta un poco más, por aquello del apuro por la falta de confianza, pero éso tan sólo dura una Navidad, ya que en la próxima ya serán veteranos.
Se acaba la fiesta, pero todavía dura la ilusión, pues en la oficina ya tienen preparada la "cesta" con que la Compañia les obsequia, y que es de calidad.
Y, finalmente, ¡¡La lotería!!:  1.926....¡¡¡El Gooordooo!!! ¡¡¡El Gooordooo!!! ¡¡¡Nos ha tocado!!! ¡¡¡Nos ha tocado!!! (Es mera ilusión, ya que lo normal es que se oiga: "Hala, otro año será")  Pero ¿Quién nos asegura que este año sea como los anteriores? Además, que dentro de la oficina hay una fe que para qué las prisas....
Llega la festividad de los Reyes Magos y, como ya se ha pasado el disgusto de la lotería, se celebra también con roscon, turrones y alguna copita de licor.
Para entonces, o el primer día de trabajo despues de las fiestas, se van retirando todos y cada uno de los adornos navideños, dando paso a la rutina diaria, a la espera de que lleguen las próximas y que estas vengan llenas de bendiciones y amor para todos, y que el premio gordo de la lotería no sea tan remiso el próximo año.
Debo decir que para mí estas fechas son idílicas; me gustan mucho y, aunque ahora  las disfruto menos de lo que las disfrutaba hace algunos años, son, todavía, un referente en mi vida, por el significado que siempre tuvieron para mí cuando fuí niña, junto a mi familia.
Y por eso, como para mí son preciosas, deseo que todos  conservemos en nuestro corazón la mayor de las ilusiones y gran cantidad de amor y ternura posibles para compartir con los demas.
¡Felicidades anticipadas!

Conchita Zabala

sábado, 9 de noviembre de 2013

La tan esperada jubilación

....Y te llega el jubileo. ¡Qué bien! ¡Qué suerte! ¡Ya era hora de que llegase! Ahora dedicaré mi tiempo libre a hacer todo lo que he anhelado durante tantos años. Haré un repaso mientras llega el momento sublime de la libertad:
- Me levantaré tarde
- Desayunaré en camisón y zapatillas, con mucha tranquilidad, disfrutando de la tele.
- Disfrutaré de un relajante baño, en vez de la ducha rápida de cada día.
- Saldré a pasear.
- De vez en cuando asistiré a una sesión matinal de alguna película que me guste.
- De vuelta a casa, prepararé algo para comer, o le propondré a mi marido salir a comer fuera.
- Por la tarde, dormiré una siesta no muy larga; Iré al teatro, o quedaré con las amigas para salir de 
   compras.
- Me dedicaré por completo a realizar mis sueños y disfrutar de todo lo que siempre me hubiera gustado hacer.
Sí, eso es lo que haré en cuanto recobre mi libertad. ¡Oh, cuanta felicidad!  Dispondré de tiempo para mí y me olvidaré del maldito tráfico que me tiene nerviosa del todo.
Ya queda poco, tan sólo unas pocas horas....,¡¡Y yaaa...!!

Y llegó, llego el esperado momento: Despedida, finiquito, besos y abrazos, regalos, parabienes y....¡¡A la calle!! Qué alegría, que contento, qué hermosura. Ajajá, y 35 años de trabajo desaparecidos en un momento, y eso que fueron largos. Empecé a trabajar joven y, ahora, ya no lo soy, aunque tengo el mismo entusiasmo y energía de entonces, ¿No? ....O... un poquito menos..., vamos, pero sí, que sí, que sí.
- Mañana no tengo que madrugar, y duermo...mal, ya que la felicidad me tiene alterada.
- Me levanto tarde, con dolor de cabeza.
- Intento desayunar, pero el estómago no me lo permite, y decido darme un relajante baño de burbujas, lo cual es imposible, ya que mi cuarto de baño no dispone del necesario elemento para poder disfrutar de ese relajo, por lo que no puedo hacer otra cosa que darme una larga ducha con mi gel de Aloe Vera, que es muy relajante.
- Salgo a pasear, por aquello de cumplir con mis sueños. ¿Qué puedo hacer? (Me pregunto desorientada) ¡Ya, iré a la Plaza Mayor, por ejemplo, que es tan bonita! Recuerdo repentinamente que no le he dicho nada a mi marido, que se ha quedado durmiendo (el cumple a rajatabla su ideal de vida):
 -Mira, querido, que me voy a dar un paseo por la Plaza Mayor, para que lo sepas y no te extrañe no encontrarme en casa.
 -Anda, pero si te hacía en la oficina. Es verdad, que hoy es el primer día de los últimos de tu vida, ja,ja,ja... (El muy...)
- ¡Pero, como eres, hijo!
- Mira, bonita (así me llama cariñosamente), vente para casa mejor, porque vamos a aprovechar hoy para hacernos la Ruta del Bacalao (nombre en clave que le damos a un determinado largo recorrido, que nos ocupa casi todo el día). Ahora que podemos disfrutar......
Ante este "plan" suelo protestar, pero no viéndole mucho sentido a mi paseo matinal,  accedo.
Después de varios años de jubileo, todavía no he asistido a ninguna sesión matinal de cine, ni de nada En cuanto a la siesta,  no recuerdo haber hecho ninguna,  ni por mucho que me lo haya propuesto,
Bueno, pero disfrutaré de mis gustos favoritos. ¡Mira, eso sí! He escogido mis entretenimientos, pero que no tienen nada que ver con lo que yo imaginaba en la oficina.
Ahora no tengo necesidad alguna de madrugar, pero madrugo. Dispongo de todo el tiempo para mi, pero no lo aprovecho y salgo menos, siempre con la misma disculpa:
- Parece que hoy tengo algo mareada la cabeza.
- ¡Qué pereza salir.
- Va a cambiar el tiempo, pues me duele un montón la rodilla. Casi no puedo andar. Jo, que lata..
- Hoy tengo cita con el médico, a ver si me quita estas molestias que me rondan hace días.
- Diréctamente, hoy no tengo ganas de moverme de casa.  No me apetece salir. Me voy al ordenador. (Verdad, a medias, ya que me apetece salir, pero los achaques no me lo permiten)
- Tengo que limpiar la cocina (al disponer de todo mi tiempo, prescindimos de la señora que limpiaba la casa cuando yo trabajaba fuera de ella.
- Tengo ropa para planchar, aunque no tengo ni gota de ganas de hacerlo.
-¿Que ha pasado en el espacio de tan pocos años?
¿Dónde están mis deseos de hacer cosas?  ¿Donde se encuentran mis ilusiones?
Definitivamente, ese refrán que dice: "Trabajar es salud", yo lo corroboro.
Aunque, siendo realista, la falta de salud no creo que tenga nada que ver con el trabajo, y sí, y mucho, con los años, que no nos pasan ni una.
Enhorabuena a todas esas personas que han sabido encontrar su disfrute y entretenimiento como jubilados y aprovechan felizmente esa maravillosa etapa de su vida.
Un beso para todos ellos.

Conchita Zabala

lunes, 4 de noviembre de 2013

La granja de Tomás



                                                                               LA GRANJA DE TOMAS
                                                                                                          
 
La granja de Tomás está repleta de animales variados: Están las gallinitas con sus pollitas, los cerditos con sus hijitos,  y los conejos con sus gazapos. Todos ellos viven felices, pues la granja es un lugar alegre y bullicioso. En la granja también están Lucas y su compañera Salerosa, dos burritos blancos que se llevaban muy bien con el resto de los animales.
                                                                                                                                              
Todos los días, Lucas y Salerosa salían a dar un paseo por los alrededores de la granja, siempre con la compañía del resto de sus amiguitos de la granja, que iban encantados,  pues les gustaba  contemplar el  bonito paisaje del que disfrutaban durante el paseo.

Un día observaron que una de las gallinitas, la de cresta más grande y roja, no iba con ellos. Todos se sorprendieron y regresaron a la granja  a ver qué es lo que le había ocurrido, mas, no encontraron a la gallinita, lo que les  llenó de preocupación.

Pasaron la mañana tratando de encontrarla, sin éxito.  Miraron por los huecos de los árboles, por las madrigueras que encontraron a su paso, y por todos los lugares donde pudiera haber  sido presa de alguna alimaña, que, al no conocer a la gallinita,  pensara desayunársela. 

Llegó la noche y la pobre gallinita no aparecía y todos se fueron a dormir, con la esperanza de que a la mañana siguiente apareciera.  No ocurrió así, ya que cuando el gallo cantó, muy temprano y con su canto despertó a los demás, vieron que no había regresado, lo que les hizo pensar que ya nunca más volverían a verla. A pesar de todo, salieron de nuevo para comenzar otra búsqueda. Lucas iba dirigiendo la marcha y ordenando qué lugares deberían inspeccionar, que pasaron por alto el día anterior. 

Así pasaron unas horas, cuando, de repente, Salerosa rebuznó con fuerza, para llamar la atención del resto. ¡Había encontrado plumas blancas a la entrada de una guarida!! ¿Podrían ser de nuestra amiga la gallina? Todos estuvieron  de acuerdo en que sí, que sería posible, y comenzaron a saltar de alegría. Habría que entrar en aquel agujero.  ¿Quién entraría al rescate?  Estaba claro que ni Lucas, ni tampoco Salerosa tendrían ese privilegio; las gallinas no parecían las más indicadas para hacerlo, por lo que todos dirigieron su mirada hacia Mico, el conejito. Este no puso ningún inconveniente y rápidamente se introdujo con facilidad en la madriguera. Después del alboroto que escucharon, vieron como un poco desplumada, salía la gallinita, seguida por su valiente salvador,  Mico.
 
Lo primero que hicieron fue alejarse de aquel lugar a todo correr.  Llegaron a la granja muy cansados, pero contentos por haber conseguido encontrar a su  amiga la gallinita, quien les relató seguidamente como fue capturada por  una serpiente malvada, que la separó de sus compañeros y que a punto estuvo de comérsela , cuando Mico apareció, enfrentándose a la peligrosa serpiente, a la que venció.
La granja de Tomás fue de nuevo alegre y bulliciosa como siempre, y Tomás jamás llegó a enterarse de lo sucedido.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado

Conchita Zabala