miércoles, 13 de noviembre de 2013

La ingrata Lotería de Navidad


Se acerca la Navidad, y en la oficina ya se espera que llegue la lotería. Mas la espera desespera, pues se empieza por pensar qué "manitas" comprará este año la fortuna, la fortuna que no llega desde hace...., bueno que nunca llegó.
Pero, a pesar de que nunca toca, no dejamos de comprar cada año, más o menos, la misma cantidad y, a partír de ahí, ya gozamos con la esperanza de que este año sea el definitivo.
Entretanto, se adorna la oficina con el árbol navideño y el Belén, pequeñito, pero no falto de amor, por supuesto. Se llena la mampara de la entrada con las postales navideñas que envían nuestros clientes y amigos todos, y éso le da a la oficina un punto de familia feliz que, para mí, es lo que hace que este tiempo  resulte precioso. El ambiente se dulcifica y todos se quieren un poquito más.
Faltará este año también la presencia de alguien que lo fué todo para la Empresa y que, por desgracia, no volverá, lo cual no será óbice para que se le tenga presente, ahora y siempre.
No obstante, la Empresa marcha bien, gracias al trabajo y buen hacer de su director, que ha sabido dirigir la marcha del negocio con mucho éxito y, por supuesto, gracias a la buena plantilla que tiene.
En fín que, como se supone que este año será en esta oficina en la que recaerá el primer premio,  con lo que mí me corresponda, me compraré unos zapatos, un bolso, un jamón, un plan de adelgazamiento y, si me sobra, una bici con tres ruedas, que son la mar de chulas.
Paralela a la lotería, está la fecha de la comida que cada año ofrece la Dirección a sus empleados. Esta se celebra en el restaurante que, desde hace ya algunos años, goza de la confianza de la persona encargada de la organización. Hay que decir que todo está muy bueno.
Allí mismo, al término de la comida y como todos los años, se cantará un poquito y, en fín, los más jóvenes y también los no tan jóvenes disfrutarán colaborando. A los empleados que son recientes en la Empresa,  les cuesta un poco más, por aquello del apuro por la falta de confianza, pero éso tan sólo dura una Navidad, ya que en la próxima ya serán veteranos.
Se acaba la fiesta, pero todavía dura la ilusión, pues en la oficina ya tienen preparada la "cesta" con que la Compañia les obsequia, y que es de calidad.
Y, finalmente, ¡¡La lotería!!:  1.926....¡¡¡El Gooordooo!!! ¡¡¡El Gooordooo!!! ¡¡¡Nos ha tocado!!! ¡¡¡Nos ha tocado!!! (Es mera ilusión, ya que lo normal es que se oiga: "Hala, otro año será")  Pero ¿Quién nos asegura que este año sea como los anteriores? Además, que dentro de la oficina hay una fe que para qué las prisas....
Llega la festividad de los Reyes Magos y, como ya se ha pasado el disgusto de la lotería, se celebra también con roscon, turrones y alguna copita de licor.
Para entonces, o el primer día de trabajo despues de las fiestas, se van retirando todos y cada uno de los adornos navideños, dando paso a la rutina diaria, a la espera de que lleguen las próximas y que estas vengan llenas de bendiciones y amor para todos, y que el premio gordo de la lotería no sea tan remiso el próximo año.
Debo decir que para mí estas fechas son idílicas; me gustan mucho y, aunque ahora  las disfruto menos de lo que las disfrutaba hace algunos años, son, todavía, un referente en mi vida, por el significado que siempre tuvieron para mí cuando fuí niña, junto a mi familia.
Y por eso, como para mí son preciosas, deseo que todos  conservemos en nuestro corazón la mayor de las ilusiones y gran cantidad de amor y ternura posibles para compartir con los demas.
¡Felicidades anticipadas!

Conchita Zabala

No hay comentarios:

Publicar un comentario