sábado, 9 de noviembre de 2013

La tan esperada jubilación

....Y te llega el jubileo. ¡Qué bien! ¡Qué suerte! ¡Ya era hora de que llegase! Ahora dedicaré mi tiempo libre a hacer todo lo que he anhelado durante tantos años. Haré un repaso mientras llega el momento sublime de la libertad:
- Me levantaré tarde
- Desayunaré en camisón y zapatillas, con mucha tranquilidad, disfrutando de la tele.
- Disfrutaré de un relajante baño, en vez de la ducha rápida de cada día.
- Saldré a pasear.
- De vez en cuando asistiré a una sesión matinal de alguna película que me guste.
- De vuelta a casa, prepararé algo para comer, o le propondré a mi marido salir a comer fuera.
- Por la tarde, dormiré una siesta no muy larga; Iré al teatro, o quedaré con las amigas para salir de 
   compras.
- Me dedicaré por completo a realizar mis sueños y disfrutar de todo lo que siempre me hubiera gustado hacer.
Sí, eso es lo que haré en cuanto recobre mi libertad. ¡Oh, cuanta felicidad!  Dispondré de tiempo para mí y me olvidaré del maldito tráfico que me tiene nerviosa del todo.
Ya queda poco, tan sólo unas pocas horas....,¡¡Y yaaa...!!

Y llegó, llego el esperado momento: Despedida, finiquito, besos y abrazos, regalos, parabienes y....¡¡A la calle!! Qué alegría, que contento, qué hermosura. Ajajá, y 35 años de trabajo desaparecidos en un momento, y eso que fueron largos. Empecé a trabajar joven y, ahora, ya no lo soy, aunque tengo el mismo entusiasmo y energía de entonces, ¿No? ....O... un poquito menos..., vamos, pero sí, que sí, que sí.
- Mañana no tengo que madrugar, y duermo...mal, ya que la felicidad me tiene alterada.
- Me levanto tarde, con dolor de cabeza.
- Intento desayunar, pero el estómago no me lo permite, y decido darme un relajante baño de burbujas, lo cual es imposible, ya que mi cuarto de baño no dispone del necesario elemento para poder disfrutar de ese relajo, por lo que no puedo hacer otra cosa que darme una larga ducha con mi gel de Aloe Vera, que es muy relajante.
- Salgo a pasear, por aquello de cumplir con mis sueños. ¿Qué puedo hacer? (Me pregunto desorientada) ¡Ya, iré a la Plaza Mayor, por ejemplo, que es tan bonita! Recuerdo repentinamente que no le he dicho nada a mi marido, que se ha quedado durmiendo (el cumple a rajatabla su ideal de vida):
 -Mira, querido, que me voy a dar un paseo por la Plaza Mayor, para que lo sepas y no te extrañe no encontrarme en casa.
 -Anda, pero si te hacía en la oficina. Es verdad, que hoy es el primer día de los últimos de tu vida, ja,ja,ja... (El muy...)
- ¡Pero, como eres, hijo!
- Mira, bonita (así me llama cariñosamente), vente para casa mejor, porque vamos a aprovechar hoy para hacernos la Ruta del Bacalao (nombre en clave que le damos a un determinado largo recorrido, que nos ocupa casi todo el día). Ahora que podemos disfrutar......
Ante este "plan" suelo protestar, pero no viéndole mucho sentido a mi paseo matinal,  accedo.
Después de varios años de jubileo, todavía no he asistido a ninguna sesión matinal de cine, ni de nada En cuanto a la siesta,  no recuerdo haber hecho ninguna,  ni por mucho que me lo haya propuesto,
Bueno, pero disfrutaré de mis gustos favoritos. ¡Mira, eso sí! He escogido mis entretenimientos, pero que no tienen nada que ver con lo que yo imaginaba en la oficina.
Ahora no tengo necesidad alguna de madrugar, pero madrugo. Dispongo de todo el tiempo para mi, pero no lo aprovecho y salgo menos, siempre con la misma disculpa:
- Parece que hoy tengo algo mareada la cabeza.
- ¡Qué pereza salir.
- Va a cambiar el tiempo, pues me duele un montón la rodilla. Casi no puedo andar. Jo, que lata..
- Hoy tengo cita con el médico, a ver si me quita estas molestias que me rondan hace días.
- Diréctamente, hoy no tengo ganas de moverme de casa.  No me apetece salir. Me voy al ordenador. (Verdad, a medias, ya que me apetece salir, pero los achaques no me lo permiten)
- Tengo que limpiar la cocina (al disponer de todo mi tiempo, prescindimos de la señora que limpiaba la casa cuando yo trabajaba fuera de ella.
- Tengo ropa para planchar, aunque no tengo ni gota de ganas de hacerlo.
-¿Que ha pasado en el espacio de tan pocos años?
¿Dónde están mis deseos de hacer cosas?  ¿Donde se encuentran mis ilusiones?
Definitivamente, ese refrán que dice: "Trabajar es salud", yo lo corroboro.
Aunque, siendo realista, la falta de salud no creo que tenga nada que ver con el trabajo, y sí, y mucho, con los años, que no nos pasan ni una.
Enhorabuena a todas esas personas que han sabido encontrar su disfrute y entretenimiento como jubilados y aprovechan felizmente esa maravillosa etapa de su vida.
Un beso para todos ellos.

Conchita Zabala

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