sábado, 2 de enero de 2016

Año Nuevo.

2016, un año muy comprometido. Todos esperamos mucho de él, especialmente los "antiguos" que, además de prosperidad, amor, paz en el mundo, trabajo, etc., añadimos  a nuestras demandas ¡la salud! con lo complicado que resulta conseguir tanta. Y, claro, el Año Nuevo se ve y se desea para cumplir nuestros deseos. Como es lógico, en bastantes ocasiones no lo consigue, haciéndole perder credibilidad. Y eso que en nuestro caso  el apartado "trabajo" reduce significativamente su labor por razones mas que obvias.
En mi caso, a pesar de haberle pedido, incluso implorado, que hiciera desaparecer mis achaques, propios de la edad, no me ha hecho ni caso (ya he dicho que este apartado esta bastante difícil, y me ha dejado en mi creencia de que esto del año nuevo es un tongo; Que las uvas y el brindis de la última noche del año tan solo sirve para jalearnos entre todos y desearnos lo mejor, quedando claro que son buenos deseos y nada mas, y que el muy ladino no pone nada, o muy poco, de su parte.
A pesar de ello, yo sigo pidiéndole lo de siempre, por si acaso en alguna ocasión me veo favorecida por su influencia y casi que borro lo malo que he dicho de él, no sea que....
Tal vez mis deseos, deseados con toda la fuerza de que soy capaz, ayuden también, por eso le imploro que todas las personas de buena voluntad reciban del 2016 un aluvión de cosas buenas, incluida la salud.
(Creo que haré las paces con 2016, pues termina en 6, que es mi número favorito)
Conchita Zabala