Amo el campo en primavera,
cuando el sol baña la aurora,
cuando sus rayos decoran
esas paredes sombrías
del interior de mi alcoba.
Y el despertar de alegría,
de los pájaros que cantan
al llegar el nuevo día,
diciéndome con sus trinos
que el día está comenzando
y que el sol nos ilumina
bañándonos con su manto,
después que acaba el letargo
de la noche larga y fría.
Es el día que renace,
después de la noche oscura,
para dar vida a los seres,
que sin él nunca podrían
comprender cuanta belleza
esconde el amanecer del día.
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