lunes, 13 de octubre de 2014

La vida sigue igual

Hace ya unos cuanto años, y haciéndome eco de lo que acontecía por aquellos entonces, escribí lo siguiente:

"A un panal de rica miel, muy hambrientos acudieron unos cuantos caballeros, y empezaron a comer. Pasó el tiempo (largo él) y de comer no se hartaron, aunque se veía claro como mermaba la miel. Cuando se acaba el festín y las abejas se "empapan" de que su miel ya no está en el panal en que estaba, proponen a Lobatón (personaje éste muy popular por aquel entonces) las personas indicadas, que lo emita en su programa, por si es que alguien ha visto esa miel tan codiciada.
Mas,  Lobatón no consigue encontrar la miel citada, porque en el panal no hay huellas, ni un rastro ¡No hay nada!. Un fracaso tan rotundo, a Lobatón desagrada, por lo que le pide a Lago (otro famoso
televisivo, manipulador de una máquina) que se encargue de la trama, y que  la máquina ésa de la verdad, como dicen que se llama, les pregunte a las abejas por esa miel codiciada. 
Pero no hay nada que hacer. O la máquina es que falla, o es que mienten muy bien las abejitas de España, pues esta es la primera vez que a Lago esto le pasa. Y así, de esta manera las abejas le despachan, y Lago se queda triste, igual, lo mismo que antes estaba.
En vista de lo ocurrido, el asunto se remite a otro afamado programa, llamado Código Uno, que son de la misma saga: Buscan las cosas perdidas, que se pierden en España.
Y allí me quedé yo entonces, sin resolver esta trama.
¿Conseguirán finalmente recuperar la mielada? ¿Se desvelará el misterio en la próxima semana......?"
Quizás que se resolviera, pero no aprendieron nada.  Ahora pasa lo mismo y tampoco pasa nada.

Conchita Zabala
 


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