martes, 16 de enero de 2018

El Biberón de Alejandro







Todos sabemos de la labor maravillosa que SSMM los Reyes Magos realizan cada año, para que los niños de todo el mundo vean cumplidas sus ilusiones, a pesar del esfuerzo que supone para ellos esta labor. Desde luego lo hacen con mucho amor, puesto que  saben que  los niños son lo más importante, y que por ellos harían y hacen cualquier cosa.

Debo contar un inconveniente con el que se encontraron SSMM, respecto de la petición que les hacía un niño de nueve años, llamado Alejandro, y que consistía en lo siguiente:

En casa del pequeño Alejandro se conservaba amorosamente un biberón, que en el Hospital Materno Infantil, de Toledo, lugar donde vino al mundo este niño, les permitieron llevar a casa y desde entonces, como he dicho, guardaban en su casa, en una bonita vitrina. Alejandro se encontraba feliz sabiendo que su biberón lo tendría siempre ahí.

Pero como sabemos, no siempre depende de nosotros que nuestros deseos se hagan realidad, y sucedió que el biberón, por querer mirarlo fuera de la vitrina, cayó al suelo y se hizo añicos. El disgusto para todos fue mayúsculo y Alejandro se sintió tan triste que decidió lo siguiente:

Comunicó a sus papas que estaba dispuesto a renunciar a los regalos solicitados a SSMM y pedirles tan solo que le restituyeran su biberón. Como es lógico esto enterneció a sus papás y a los Reyes Magos, que decidieron hacer lo imposible por complacerle, y aun sabiendo  lo complicado de la petición, debido a la falta de tiempo,  se dispusieron  a conseguirlo

Lo primero que hicieron SSMM fue dirigirse a la primera farmacia que encontraron y así conseguir pañales para bebés, presentándose a continuación con ellos en el hospital Materno Infantil, en la planta correspondiente y solicitar a las enfermeras un cambio: Pañales por biberón, después de explicarles la situación complicada que tenían. Por pura casualidad las enfermeras pudieron localizar uno, escondido en algún lugar del hospital, puesto que estos ya están obsoletos, y después de agradecer tanta amabilidad,  se dirigieron a toda prisa a casa de Alejandro, donde dejaron el biberón solicitado, más los regalos que éste les  hubo pedido, puesto que SSMM entendieron que se lo había merecido.
Es del todo comprensible el asombro del dependiente de la farmacia y de las amables enfermeras al tener ante ellos a tan Reales clientes. Naturalmente munca olvidarán este bellísimo suceso. 

odos te queremos, Alejandro.

Conchita Zabala.




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