Todos sabemos de la labor maravillosa que SSMM los Reyes
Magos realizan cada año, para que los niños de todo el mundo vean cumplidas sus
ilusiones, a pesar del esfuerzo que supone para ellos esta labor. Desde luego
lo hacen con mucho amor, puesto que saben
que los niños son lo más importante, y
que por ellos harían y hacen cualquier cosa.
Debo contar un inconveniente con el que se encontraron SSMM,
respecto de la petición que les hacía un niño de nueve años, llamado Alejandro,
y que consistía en lo siguiente:
En casa del pequeño Alejandro se conservaba amorosamente un
biberón, que en el Hospital Materno Infantil, de Toledo, lugar donde vino al
mundo este niño, les permitieron llevar a casa y desde entonces, como he
dicho, guardaban en su casa, en una bonita vitrina. Alejandro se encontraba
feliz sabiendo que su biberón lo tendría siempre ahí.
Pero como sabemos, no siempre depende de nosotros que
nuestros deseos se hagan realidad, y sucedió que el biberón, por querer mirarlo
fuera de la vitrina, cayó al suelo y se hizo añicos. El disgusto para todos fue
mayúsculo y Alejandro se sintió tan triste que decidió lo siguiente:
Comunicó a sus papas que estaba dispuesto a renunciar a los
regalos solicitados a SSMM y pedirles tan solo que le restituyeran su biberón.
Como es lógico esto enterneció a sus papás y a los Reyes Magos, que decidieron hacer
lo imposible por complacerle, y aun sabiendo lo complicado de la petición, debido a la falta
de tiempo, se dispusieron a conseguirlo
Lo primero que hicieron SSMM fue dirigirse a la primera farmacia
que encontraron y así conseguir pañales para bebés, presentándose a
continuación con ellos en el hospital Materno Infantil, en la planta
correspondiente y solicitar a las enfermeras un cambio: Pañales por biberón,
después de explicarles la situación complicada que tenían. Por pura casualidad
las enfermeras pudieron localizar uno, escondido en algún lugar del hospital,
puesto que estos ya están obsoletos, y después de agradecer tanta
amabilidad, se dirigieron a toda prisa a
casa de Alejandro, donde dejaron el biberón solicitado, más los regalos que
éste les hubo pedido, puesto que SSMM
entendieron que se lo había merecido.
Es del todo comprensible el asombro del dependiente de la farmacia y de las amables enfermeras al tener ante ellos a tan Reales clientes. Naturalmente munca olvidarán este bellísimo suceso.
odos te queremos, Alejandro.
Conchita Zabala.
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