Cuando se espera un bebé, reina la felicidad. Los
papás nunca imaginan lo que les puede alterar la
rutina de su vida; Nunca lo sospecharán, ya que nunca calibraron un cambio tan
radical. Ahora son independientes, pero muy pronto serán unos padres obedientes, como todos los demás.
Iniciarán sus tareas dando al niño potestad para que mande y domine en ellos y
en el hogar. Para que suceda esto, el bebé debe llorar, algo que hace cuando nace y que nunca
olvidará, y los papás, abnegados, todo se lo admitirán, no quedando más remedio que
aguantar y soportar. Le consolarán su llanto, lavarán y peinarán; en
su culito rosado pomadita le darán. Le cambiarán los pañales y con amor
cantarán nanas a su retoñito y el bebé
se dormirá. Por la noche, si no duerme, que también suele
pasar, los papás se irán turnando para poder descansar. Mirarán a su “huevito” y
sin duda pensarán: -“Mi niño es lo más bonito”. “Duerme mi rey, duerme ya”- Al bebé harán “cucamonas”, que el bebé les
reirá, y se dirán uno al otro: -“¡Como tú, mi amor, igual!” Deberán quedarse en
casa los sábados, vacaciones y las fiestas de guardar.
Habrán de llevarle al parque, porque el sol debe
tomar. Cuidarán que no se enfríe, no se les vaya a enfermar. Al pediatra, cada
poco, al bebé deben llevar, para ver que evoluciona de una forma natural. O si tiene un catarrito (si tose lo notarán); O
si se encoje llorando, la tripa le dolerá. Si llora con desespero, un claro
indicio será que tiene dolor de oídos, que es un dolor fatal. De manera fulminante lo tendrán que remediar, con
unas gotas calmantes que el pediatra les dará. Despues le saldrán los dientes, que es un sufrimiento más que aguantará el pobrecito. Hay más cosas que a su nene
pueden llegarle a pasar, pero estando vigilantes lo podrán solucionar. Como al nacer tienen frío, le tendrán que
abrigar con los patucos, el gorro, la toquillita y demás, cuidando que la ropita
no le vaya a provocar alguna alergia maligna, para ello, algodón deben comprar. Cuando llegan los calores le tendrán que
refrescar, ya que si este es intenso, se puede deshidratar, por lo que habrán de cuidarle de manera especial: El dormirá en su camita, pero con papá y
mamá.
Y si hablamos del dinero que se tienen que
gastar: Lo primero: Canastilla; factura del hospital, la cunita, la bañera, el corral,
el “taca-tá”; La trona, los biberones, los pañales de “tirar”, la colonia, los jabones y el patito de jugar; el
talco y las cremitas, para su piel suavizar. El chupete y la cadena donde se
lo prenderán. (Este es un elemento que no deben olvidar.) También tienen que comprar una mesita adaptable al
“largo” de los papás, para desvestir al niño y vestirlo, sin pasar el dolor
insoportable que de riñones les da mientras “apañan” al nene. Pronto lo comprenderán. Pero todavía hay más: Un cestito hecho con paja,
porta-bebés y, ¿qué más?: el cochecito, las mantas, las sabanitas “bordás” con
festoncito hecho a mano (con lo caro que eso está). Los pijamitas de invierno, el traje de
acristianar, los doseles de la cuna, los juguetes de colgar. Y nada de esto,
queridos, se deberá escatimar ¿Es que se puede igualar la sonrisa de ese
niño con el costo material?
Cuando le miran, la baba les cae de nuevo y ahí dejan de pensar. Se quedan entontecidos,
siendo conclusión final que son los hijos queridos los regalos preferidos que
Dios Bendito nos da. Que nazca ese “chiquitajo”, que lo sientan
respirar, cuando le corten de un tajo el cordón umbilical; Que lo dejen en sus brazos, todavía sin lavar. Cuando vivan la
experiencia, verán que no existe otra igual. Una vez que haya crecido y esté en edad de
estudiar, hay que pagar el colegio, los libros y una hora extra más, para que haga deporte, y no se van a negar. También tendrán otros gastos que poco a poco saldrán. En este momento paro, pues se pueden asustar, a pesar de estar felices con lo que está por llegar. Y cuando acabe el colegio, irá a la universidad, despues buscará trabajo y se independizará, mas reclamando la ayuda de su papá y su mamá, que pagarán complacidos los gastos que originará la independencia del niño, y entonces comprenderán que su niño es un "chorreo" que jamás acabará. No quieren traumatizarlo, pero, ¡Jolines! ¡A ver si se casa ya!
Conchita
Zabala
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